SOCIEDAD
14 de febrero de 2023
UNA HISTORIA DE MUCHO AMOR
48 años juntos en la vida, 48 años de compañeros. Nino y Anita, una pareja de Monteros, nos cuentan sobre su largo tiempo de unión y las claves para un amor feliz.
Nino Rivadeneira y Ana Cancino se conocieron en unos bailes que se realizaban en el Club Social de Monteros, allá por los años 1974- 1975. Los jóvenes asistieron esa tarde con sus compañeros y coincidieron no sólo en el espacio físico o el lugar sino también en sus corazones. Empezaron a salir, pero siempre en compañía de la hermana mayor, como era costumbre de la época. Sin embargo, cuenta Nino que esa no era la primera vez que había visto a Anita, porque él ya venía observándola a la salida de la escuela y poco a poco como trabajo de hormiga, se fue acercando.
Su primera salida, recuerda él, fue un domingo a la tarde en la tradicional Plaza Bernabé Aráoz, compartieron y se conocieron poco a poco la forma de pensar, de actuar y de sentir. “Con el transcurrir del tiempo fuimos profundizando esa amistad hasta que yo convencido de que ella sería la mujer ideal para pasar el resto de mi vida y así fue” compartió Nino.
Su relación continuó con el tiempo y decidieron casarse muy jóvenes, Anita tenía apenas 19 años, un día Nino le dijo “nos casemos” y ella aceptó la propuesta.
Todos sabemos que el matrimonio es un camino para nada sencillo, de momentos difíciles, a veces de discusiones, de desacuerdos de desavenencias que pueden presentarse, nos preguntamos ¿qué es lo que mantiene la unión cuando hay inconvenientes en tantos años de matrimonio? ¿qué es lo que salva? Y ellos nos dieron una respuesta: “hay que conversar siempre y poner sobre la mesa todas las situaciones pros y contras y de ahí encaminarnos por tratar de llegar a un acuerdo y seguir por el mismo camino, que los dos estemos de acuerdo y digamos vamos adelante, se sigue, se sigue. Pero la confianza y el respeto, sobretodo, son claves. El compañerismo y la amistad que se tiene”.
Después llegan los hijos Eliana y Adolfo a la vida de Nino y Anita. Eliana llegó a este mundo en el año 1976 y “ella alegró el hogar, alegró la casa, alegró la familia, hizo la familia” así recuerdan la llegada de su primera hija, eran otros tiempos, pero, sin ningún problema dentro del hogar, llevaron un hogar humilde, pero cargado de sinceridad, bueno, con mucho diálogo, con mucha conversación: “así fuimos construyendo esta casa que con el transcurrir del tiempo se fue haciendo un poquito más grande y más grande”. Después de 14 años llegó Adolfo, para completar la parejita que esperaban. “Conservo con mucho cariño los recuerdos de los primeros tiempos de Adolfo y de Eliana quienes contribuyeron de una manera muy especial a la familia y solamente, quien tiene hijos sabe lo que significa compartir los primeros años con los chiquitos, fueron momentos que nunca los olvidamos y que los llevaremos hasta el día de nuestra muerte”, expresó con emoción Nino su sentir de padre.
Una historia de mucho cariño y valores humanos. Quizás tenemos la creencia de que el amor es difícil y doloroso, tal vez es más sencillo de lo que parece.
“Más allá de San Valentín, hemos sabido querernos, hemos sabido comprendernos y hemos sabido llevarnos para que el camino que comenzamos un día siga en la misma manera”.
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