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23 de diciembre de 2025

Estaba embarazada de siete meses y no lo sabía: “Entré a la guardia por un dolor en el pecho y salí con una bebé en brazos”

Milagros Segovia llegó a la guardia del hospital y descubrió que estaba a punto de dar a luz. No tuvo síntomas previos ni controles. En esta nota, cuenta cómo vivió una maternidad inesperada, el peso de la culpa y cómo es su vida hoy, cuatro meses después.

>La madrugada del viernes 15 de agosto de 2025, Milagros Segovia (21) llegó a la guardia del hospital Eva Perón, en la localidad santafesina de Granadero Baigorria, con un dolor fuerte en el pecho y la presión arterial extremadamente alta. Ingresó pasada la medianoche, pero recién la atendieron cerca de las tres de la mañana. Luego de una revisión rápida, la médica fue directa: “Vos estás embarazada”. Milagros negó sin dudar. No tenía panza, no había tenido náuseas ni vómitos. Tampoco había sentido patadas.

Martina nació a las 12.40 del mediodía por cesárea. Tenía 31 semanas de gestación, pesó 1,6 kilos y estaba sana. Milagros, en cambio, fue trasladada a terapia intensiva con un diagnóstico que hasta ese momento desconocía y que le dio nombre a lo que había vivido sin saberlo durante meses: un embarazo críptico, acompañado de una Meses más tarde, ya en su casa con su bebé y su pareja, decidió contar lo que le había pasado en redes sociales. Hizo una publicación en Instagram y, por la cantidad de mensajes que recibió, luego subió un video a su cuenta de TikTok. “Entré a la guardia por un dolor de pecho y salí con una bebé en brazos”, contó. La historia explotó. En diálogo con Infobae, repasa su experiencia íntima y extrema: desde que le dieron la noticia hasta las 72 horas críticas que atravesó después del parto y el momento en que conoció a su hija.

Hasta el nacimiento de Martina, en agosto pasado, la vida de Milagros transcurría entre el trabajo, la pareja y una rutina que no incluía la maternidad como un plan inmediato. Los fines de semana salía a bares y boliches y tomaba alcohol, sin ninguna sospecha de embarazo. De hecho, una semana antes de dar a luz fue a un recital. “Hice todo lo que no debía hacer”, dice.

A comienzos de 2020, casi un año después de colocarse el implante, Milagros intentó retirarlo, pero en el hospital se negaron. Volvió a consultar en 2022, cuando se cumplieron los tres años de colocación, y recibió la misma respuesta: no era necesario sacarlo porque, según le explicaron, ya no liberaba hormonas. Para seguir cuidándose, empezó a tomar pastillas anticonceptivas.

“En mujeres que dejaron de menstruar por el uso de hormonas, la ausencia de sangrado no funciona como señal de alerta y, por eso, un embarazo puede pasar inadvertido durante mucho tiempo”, explica a Infobae la ginecóloga De acuerdo con la especialista, el implante subdérmico puede generar amenorrea —es decir, la falta de menstruación— en muchas usuarias. “Es el método anticonceptivo más efectivo que existe, pero ningún método es 100% infalible”, aclara. “Las fallas son extremadamente raras, pero pueden ocurrir”.

Salort advierte además que cuando una mujer pasa del implante a las pastillas anticonceptivas puede abrirse una ventana de riesgo. “La ovulación puede reactivarse antes de que las pastillas logren bloquearla por completo, incluso sin que aparezca la menstruación. Y si tiene relaciones sin otra protección, como el uso de preservativo, puede quedar embarazada”, explica.

Dos días antes del nacimiento de su hija, Milagros ya había pasado por la guardia. Tenía los pies “muy hinchados” y fue a hacerse ver. Le diagnosticaron retención de líquidos y la mandaron a su casa con una recomendación simple: elevar las piernas y descansar. También le pidieron una batería de estudios con los que debía regresar a la semana siguiente. Pero las molestias siguieron.

Alexis se enteró de que iba a ser padre cuando el personal del hospital le golpeó la ventanilla del coche. “Le dijeron: ‘¿Sos la pareja de Milagros? Ella va a quedar internada, así que acompañanos, por favor, que te quiere ver’”, recuerda ella. El recorrido por los pasillos del área de maternidad anticipó lo que venía. “Cuando llegó me estaban haciendo una ecografía y el corazón del bebé retumbaba por toda la habitación”, dice.

—Martina nació por cesárea. ¿Qué te acordás de ese momento?

—Me pusieron la epidural. No me dolió, pero estaba muy asustada. Nunca había entrado a un quirófano. Además, no dejaron ingresar a mi novio porque yo tenía la presión por las nubes y todo fue de urgencia. Yo lloraba y las enfermeras me acariciaban la mano y el pelo. “Tranquila, mamá, va a salir todo bien”, me decían. Cuando la sacaron, Martina pegó un grito. Ahí el cirujano me preguntó cómo se iba a llamar. Yo no podía parar de llorar. No tenía elegido un nombre, ni una ropita para ponerle.

—Martina nació el viernes 15 de agosto con 1.610 kilos y enseguida se la llevaron a neonatología. Ese primer día no me la dejaron ver, pero me mostraron una foto: quedé loca. Yo, en cambio, empecé a complicarme. El sábado a la madrugada volví a sentir el dolor de pecho por el que había ido a la guardia. Me llevaron a terapia intensiva: tenía preeclampsia y síndrome de HELLP. Estuve ahí tres días. Fue horrible. Era la única despierta de ocho. Estaban todos intubados. Uno se murió.

—Casi una semana después de que nació. Hasta entonces no podía verla, pero las enfermeras me llevaban el sacaleches. Los días que estuve en terapia y casi todo el mes que ella estuvo en neonatología tomó mi leche. Mientras tanto, aprovechamos ese tiempo para avanzar la obra en casa y armarle la pieza. También recibimos mucha ayuda: nos regalaron de todo, la cuna, el cochecito, ropa.

—Al mirar hacia atrás, ¿qué sentís al pensar en esos meses en los que no sabías que estabas embarazada?

—¿Se pusieron de acuerdo rápido con el nombre?

—Cumplió 4 meses, ¿cómo llevas la maternidad ahora?

Para Maximiliano Álvarez (@duoenconsultorio), médico de planta del Servicio de obstetricia del Hospital Italiano de San Justo, el caso de Milagros no es excepcional, aunque sí poco frecuente. “El embarazo críptico fue descripto por primera vez a comienzos del siglo XVII y ocurre cuando una persona embarazada desconoce su estado y lo descubre en una etapa avanzada del embarazo o incluso al inicio del parto”, explica.

Álvarez señala que hay situaciones que pueden favorecer este tipo de embarazos: mujeres con alteraciones menstruales crónicas —como el síndrome de ovario poliquístico—, usuarias de métodos anticonceptivos hormonales, mujeres sin embarazos previos o en etapas de transición hormonal. Sin embargo, el principal riesgo no está en no advertir el embarazo en sí, sino en la falta de controles. “La ausencia de seguimiento prenatal dificulta la detección temprana de complicaciones maternas graves, como la preeclampsia o la diabetes gestacional, y también el diagnóstico de posibles anomalías fetales”, advierte.

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